LA MODA EN LOS AÑOS 40.
Las prendas tienen una fuerte inspiración militar; en su mayoría son compuestas por trajes de dos piezas en tonos neutros, masculinizados con hombreras. Dada la necesidad, se empiezan a combinar de diferentes maneras para conseguir diferentes looks.
Las confecciones y las telas, están controladas por los gobiernos; estas, debían cumplir ciertas normas de confección respecto a metros, así que las faldas se acortan un poco más, y también las chaquetas.
Los trajes son de cortes sencillos, sin pliegues, bolsillos, ni a penas dobladillos. Las telas escaseaban, pues la mayoría de confecciones estaban orientadas al ejército; la seda se utilizó casi en su totalidad para hacer paracaídas, por lo tanto, las medias fueron practicamente inexistentes, y se sustituyeron por calcetines.
Las confecciones y las telas, están controladas por los gobiernos; estas, debían cumplir ciertas normas de confección respecto a metros, así que las faldas se acortan un poco más, y también las chaquetas.
Los trajes son de cortes sencillos, sin pliegues, bolsillos, ni a penas dobladillos. Las telas escaseaban, pues la mayoría de confecciones estaban orientadas al ejército; la seda se utilizó casi en su totalidad para hacer paracaídas, por lo tanto, las medias fueron practicamente inexistentes, y se sustituyeron por calcetines.
A demás de que los tejidos comienzan a ser cada vez de más baja calidad, también se ven obligados a ahorrar tela y se generalizan los vestidos de cortes simples; el fourreau, fue el más popular, y lo más llamativo fueron los estampados.
Lo habitual era una forma recatada y discreta de vestir, acorde con unos tiempos en que no cabía la frivolidad y la imagen de diva ya no estaba bien vista.
Lo habitual era una forma recatada y discreta de vestir, acorde con unos tiempos en que no cabía la frivolidad y la imagen de diva ya no estaba bien vista.
Pero remontándonos bastante más atrás, en 1939, Cristobal Balenciaga, presenta en su colección sus
famosos "vestidos infanta", de clara influencia historicista, amplísimo vuelo, y pequeño polisón trasero.
En 1940, diseña numerosos vestidos negros de día, que resaltaban las caderas con corte princesa o peplum.
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